Mirar tu empresa como un tuerto es lo que está haciendo que no consigas el crecimiento y control anhelado
Ahora entenderás por qué tener una web con todo lujo de “fuegos artificiales” o aplicar la última estrategia probada de marketing no está dando los resultados que esperabas.
Dirigir una empresa es como estar al timón de un barco arrastrado por diferentes corrientes. Desconocer el rumbo correcto acaba llevándote a verte luchando por sobrevivir en medio de una tormenta con la incesante amenaza de naufragio.
Pero conocer el rumbo correcto te pone rápidamente en velocidad de crucero hacia tu destino.
Para eso es importante que la carta de navegación refleje toda la información necesaria.
Nuestro cerebro no conoce, reconoce.
La información que captamos del mundo, nuestro cerebro busca encajarla en los patrones mentales que tenemos. Así encuentra una explicación para todo y se queda tranquilo.
Cuando buscas soluciones a cualquier problema o situación en tu empresa, lo haces también desde esos patrones que tienes almacenados y las herramientas que ya conoces.
Pero te estás dejando fuera un gran abanico de posibilidades que existen y desconoces.
Buscas soluciones marcadas por tu área de expertise o experiencias pasadas y eso no es suficiente.
- Un arquitecto o diseñador cuando piensa en mejorar su empresa se centra en el diseño de la oficina, la web, la imagen de marca…
- Profesionales de la comunicación o el marketing se centran en el mensaje, los embudos, la publicidad…
- Un economista o perfil financiero analiza datos, busca la reducción de costes o la gestión de presupuestos.
- Un profesional de los recursos humanos propone soluciones en base al equipo, la motivación o la cultura empresarial.
Actuar de manera parcial en una determinada área, no basta.
Todas las áreas de una empresa están interconectadas entre sí. El síntoma que puedes estar viendo en la parte financiera quizá venga de la organización interna, del marketing o de cualquier otro punto.
Aplicar la solución donde se está viendo el síntoma o se intuye que puede estar el problema, no es suficiente.
Es una solución sesgada.
Es necesario que todas las áreas de tu empresa se desarrollen y crezcan a la vez, sino la más débil tirará del resto y por muchos esfuerzos que hagas, no dejará que broten los resultados. No sirve de mucho invertir grandes cantidades en publicidad y disparar ese área cuando la organización no es eficiente y se convierte en un pozo sin fondo.
Tu empresa es tan débil como la más débil de sus áreas.
Aplicar soluciones partiendo de una visión parcial y sesgada implica estar dedicando recursos y esfuerzos más dando palos de ciego que con acierto. No solo no estás optimizando tu energía sino que corres el riesgo de caer pronto desalentado sintiendo que estás dando mucho para los pocos resultados que llegan.
Entonces crece la frustración y el agobio y te sientes en un callejón sin salida.
Es necesaria una visión y análisis global para conocer los puntos a desbloquear.
Todo empieza por un diagnóstico de tu empresa.
Un diagnóstico permitirá escanear todas las áreas e identificar los puntos más débiles que requieren una actuación más urgente. No se trata de hacer más cosas sino las que corresponde al momento y circunstancias de tu negocio.
A partir de ahí, podremos definir las primeras acciones a realizar en un trimestre (sí, esto funciona por compromisos trimestrales no anuales ni de lustros, la sociedad cambia demasiado rápido como para pedirte eso).
Guillem Mateos (Arquitectura GMM) realizó un informe de diagnóstico de su estudio de arquitectura.
«Sirve para verte desde fuera, salir un poco de tu posición [..] Ver donde estás, cómo haces las cosas y quizá muchas cosas ponerlas en cuestión cuando nunca a lo mejor las habías cuestionado. Poner en cuestión cómo haces las cosas tú y cómo son las sinergias con tu equipo.»
¿Pero quién soy yo para hablarte a ti de esto?
Soy Noelia Álvarez consultora estratega y ex-arquitecta.
Durante más de 10 años he trabajado para estudios de arquitectura en los que veía como los directores tenían jornadas que se sabían cuando empezaban pero no cuando acababan. Cada día era una lucha en la que meter mucha energía para acabar teniendo una cierta sensación de frustración al ver que ese no era el estilo de vida que esperabas y por lo que decidiste crear tu propio negocio.
En los últimos años he venido adquiriendo formación empresarial, de estrategia y de negocios digitales; entonces entendí que las pequeñas empresas están perdiendo un gran potencial por no tener la hoja de ruta, mentalidad y las herramientas correctas.
Hay quien decide tomar las riendas de su empresa (y su vida) para no dejar de adaptarse a una realidad cada vez más cambiante y compleja.
Y quien decide esperar a que el caos le barra.
Cada uno elige su camino.
Si eres de los que decide tomar las riendas, quizá pueda ayudarte.
Para decirte si podríamos trabajar juntos, rellena el formulario para que pueda conocer mejor tu negocio.
El error no está en no tener tiempo. Esa es la consecuencia.
La mayoría de empresarios pasan el día a día ahogados en tareas y predispuestos a luchar contra las urgencias. Con la sensación de que no acaban de tener control sobre su empresa.
Muchos se adaptan a eso y creen que es lo normal. Se conforman. Siguen viviendo ahogados. Agobiados. Frustrados.
Lo que más valoran los empresarios con los que trabajo es dejar de ver su empresa como un cúmulo de tareas. Dejar de buscar la solución en hacer y hacer más. Empezar a mirar la empresa desde otro ángulo. Con otras herramientas. Pensando en otro nivel.
Casualmente acaban encontrando el tiempo para lo importante. No para lo urgente.
Pero alcanzar este cambio lleva compromiso. Esto va en serio. Hablamos de cambiar tu empresa (y tu vida, que van de la mano).
No todo el mundo está dispuesto a comprometerse y no tendría sentido que perdiéramos el tiempo. Solo si estás dispuesto a hacer cambios, puedo estudiar tu caso y decirte si podríamos trabajar juntos.
Nacho Redruello (Arquitectura Invisible) realizó un informe de diagnóstico de su estudio de arquitectura.
Es un análisis que sobre todo te ayuda a crecer […] a llevar mejor tu empresa, que para mí crecer es llevar mejor tu empresa.»
«[…] qué áreas tienes que empujar más para que la empresa sea más estable en el tiempo, más sostenible […] Creo que es muy importante tener unos momentos y unos actores que te ayuden a que eso suceda.»