Te cuento una situación real que quizá tú también has vivido.
Un proyecto recién terminado que aparece publicado en diferentes plataformas digitales de arquitectura. Incluso llaman de la revista Diseño Interior a ver si lo pueden publicar.
La arquitecta me dice que todo bien, pero que ese proyecto no ha sido rentable.
Me pasó algo parecido.
Concurso ganado, proyecto construido, publicado en diferentes plataformas digitales incluso pasó por la Bienal de Venecia.
En una de las últimas comidas a base de bocata que hacíamos a las 5 de la tarde después de una larga visita de obra, el aparejador decía que si contábamos las horas dedicadas nos salía a 6 euros la hora.
Y todos los años de universidad que pasé pensando que ver alguno de mis proyectos en una revista sería buena señal.
Cómo de equivocada estaba.
Que a Gropius le publicaran en una revista seguramente le daba clientes.
¿Por qué había menos arquitectos?
No, porque había menos publicaciones.
Cuando el mundo no estaba inundado de imágenes, renders, planos y artículos de arqutiectura que te llegan por cualquier lugar, si no te valía con contratar al arquitecto de tu comarca mirabas el de la revista. De las 4 o 5 publicaciones que había (o quizá menos).
Aunque hoy decidieras que solo contratas a un arquitecto que haya salido publicado, la decisión sería difícil. Tendrías cientos entre los que elegir.
Pasa que si cuando te estás cocinando como arquitecto todo lo que te ponen delante son proyectos de revista, normal pensar que ese es el camino.
Y fíjate en la parte más perversa: lo que aparece publicado en un medio adquiere la categoría de buen proyecto.
Esto nos pone en la situación de que si no existieran esos medios validadores, tendríamos que decidir por nosotros mismos qué es un proyecto bueno o malo.
No sé si eres consciente del drama que esto supone en un país donde la máxima aspiración de la mayoría es ser funcionario. O cotizar muchos años suspirando por alcanzar la jubilación.
Si has llegado hasta aquí leyendo, doy por hecho que ese no es tu caso, esa es precisamente tu ventaja.
Los caminos que tienes para ser hoy visible y creíble son muchos. Y no tienes que esperar (ni que esforzarte) que cualquier medio te publique.
Te lo puedes ir guisando tú solito. La cuestión es cómo hacerlo para que no seas otro más en la página de una revista o en una cuenta de redes sociales.
Ni siquiera necesitas una agencia de marketing para eso.
En mi opinión, lo más importante es entender los fundamentos. En mis emails gratuitos hablo de ellos, dejas tu email aquí debajo y empiezas a recibirlos: