– Vale, te hago un presupuesto y me lo firmas.
– ¿Pero con presupuesto me vas a hacer esperar 15 días?
– O más.
– Hay dinero. No hagas presupuesto, te pago ya una parte por adelantado y empiezas mañana.
Eso es un cliente diciéndoselo a un profesional de la construcción. Caso real, no inventado. Tampoco un cliente aislado con el que pasa. Ha pasado varias veces.
Igual es extrapolable a un arquitecto en 2006, aunque no ahora. Bueno, no sé.
Es el caso de un herrero. Ellos sí viven así ahora. Mismo sector, situaciones dispares.
Lo curioso es que un arquitecto tampoco tiene tan imposible generarse la situación del herrero.
Al herrero le viene natural, por circunstancias del mercado. El arquitecto lo puede tratar de provocar, poniendo más de su parte.
Obviamente si tienes un mercado con una multitud hambrienta, a poco que sepas soldar dos hierros con un poco de decencia hacen cola a la puerta.
Si no, lo que pasa es que tienes que ser el más visible del mercado. El que se harten de ver, el que digan “ya está este pesado otra vez”.
Eso te llevará más o menos esfuerzo en función de cómo lo esté haciendo tu competencia. No sé, echa un ojo y mira. Para mí que hay bastante margen para que sin exprimirse como si corrieras una maratón las suficientes personas se fijen en ti.
Te doy la mala noticia de que no lo vas a conseguir sentado en tu estudio.
Ni siendo el que hace los mejores proyectos y recibe premios. No va por ahí la cosa.
¿Tú estás dispuesto a hacer lo que haya que hacer para no recorrer la vida sufriendo, más bien viviendo?
Pues entonces te interesan mis email gratuitos: