Me preocuparía si me pillara pensando que alguien miente cuando dice los millones que gana.
Aún así entiendo que puede haber quien mienta. Y a quien ves hablar y ya sabes que no está mintiendo.
El otro día escuchando a un arquitecto explicar sus proyectos podías saber que le iba bien de verdad.
Proyectos criticados y cada uno diferente. Nada de «esto es lo que se hace ahora» y entonces a mí también me gusta.
Tomando la normativa como un reto al que hay que exprimir para sacar un jugo inesperado de él. No como un motivo de queja y sufrimiento.
Yendo al grano en cada explicación, conciso y fluido. Sin recrearse en anécdotas de obras y clientes que se dilatan en minutos de resistencia al sopor.
Simplemente con esas explicaciones podías ver que tenía lo que tienen en común los que les va bien en la vida.
Empresarios de éxito también lo tienen.
No ven límites en nada.
Ni aunque la normativa los quiera imponer o nunca se haya hecho así.
Aunque el vecino diga que el edificio es feísimo o sus colegas le acusen de enchufado o flipado.
Pese a cometer errores y asumir riesgos con ellos.
Aunque el día acabe con el cerebro tan exprimido que parezca que la inflamación lo va a sacar del cráneo.
Y no, ese no es un estatus que se adquiere cuando un tipo te pone una medallita y te abre la puerta del patio de los mayores.
Es una actitud que se aplica desde que proyectas la primera reforma del baño de tu primo.
Desde que aparece la primera barrera y la sorteas sin plantearte que no fuera posible. Cuando otros se han frenado y lamentan que el mundo sea injusto, que el Estado debería regalarte el salario o que todo es un abuso.
Cuando tienes tan integrado que cada día es un aprendizaje de cómo dar un nuevo salto mortal, cuando llegas al triple salto con tirabuzón casi te sale solo.
No es gente que se pregunta si un estudio de arquitectura es rentable, sino cómo se puede hacer aún más rentable.
A veces, para eso, hace falta una aportación de aire fresco.
Entienden que no te paras en el momento en que mereces lo que tienes, sino que todavía no has llegado a todo lo que mereces.
Saben que hasta que no se agote el tiempo, aún queda algo que se podría hacer.
De esas cosas que se pueden hacer y probablemente te sirvan si estás al frente de un negocio de arquitectura, hablo en mis emails gratuitos.
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