Un camarero me decía que Coca Cola no tiene agua para preparar esta bebida.
Un amigo me enseñabas gráficas donde se veía muy claramente lo que se había disparado la temperatura del planeta en los últimos años.
Un consultor que trabaja para empresas grandes (muy grandes, de miles de empleados) me decía que cada vez le pedían trabajos con más y más urgencia.
A este consultor le contesté una cosa.
A ver.
Ante un mundo tan loco y tan volátil donde los que están al mando no saben ni donde han dejado el mando y todo se les va de las manos, las empresas espabiladas van un paso por delante.
Y tienen que hacer análisis y tomar decisiones con más urgencia y frecuencia.
No es casualidad que Amazon haya decidido parar todas sus inversiones en plantas logísticas en España mientras el Gobierno sigue dibujando escenarios de crecimiento.
No sé tú, pero yo me fío más del análisis que haya hecho Amazon.
Lo que parece claro es que el mundo es menos predecible de lo que era hace 100 años. Es más complejo y con más cambios.
Entonces un plan de empresa a uno o cinco años vista lo puedes tirar a la basura en tres meses. O antes.
Así que esas empresas piden análisis más urgentes y más veces.
Pero no creas que esa locura de mundo solo afecta a los grandes.
Imagina tu estudio de arquitectura cuando de repente se disparan los precios de los materiales de construcción y se paran obras. O sube el coste del dinero y se dificulta el acceso a hipotecas.
O aparecen más normativas para reducir el gasto energético o la huella de carbono que integrar en el proyecto.
La de sobresaltos en que se traduce eso en el día a día. La realidad tan compleja que genera.
La posibilidad constante de que te saquen de foco.
Toma nota.
Si te sacan de foco, no avanzas. No creces. Incluso decreces.
Pero la verdad es que tienes que seguir prestando tu servicio dentro de una rutina de urgencias y sobresaltos, y además no perder el foco de tu negocio.
Fácil no es.
Pero puede ser mucho más difícil e incluso imposible, si no tienes un buen sistema a prueba de sobresaltos.
Más te sales de foco, más te enredas, más te pierdes y más tardas en ver algún resultado.
Más te sientes como pollo sin cabeza sin casi saber lo que vas a hacer al día siguiente.
Igual a Amazon no le pasan cosas así, pero veo que a las pequeñas empresas sí.
Salvo que integren un sistema de funcionamiento por trimestres que les permita mantenerse en foco y revisar la situación cada tres meses. Ni un año ni cinco. Para eso son los planes de empresa de promesas incumplidas.
Para integrar un sistema de planes trimestrales que te mantenga en foco, es por aquí:
Consultoría estratégica para arquitectos