El otro día me invitaron a un evento de networking. Me refiero a uno de esos que sigue un protocolo y la gente se reúne cada semana. Gratuito no es. Ya sabes de qué te hablo.
Como experiencia, interesante.
¿Volcaría la estrategia de publicidad y marketing de mi negocio ahí? Pues mira, no.
Tampoco pienses que es que vas un rato una vez a la semana a una reunión y te llueven clientes.
Más bien durante la semana tienes que ir pasando las 12 pruebas de Asterix para sumar gallifantes y no sentirte un looser.
Pero joder, es que aquí está lo grande de este negocio. Que se está apoyando en uno de los más ancestrales gatillos mentales para su beneficio. Bueno, y para el de los implicados.
Usando un punto de palanca para disparar el crecimiento del negocio.
Haciendo que la gente se vea y se vuelva a ver, que se relacione, que se apoye, que haga esto y lo otro y entren más y más en contacto.
Todo está montado de acuerdo a una cosa: el sentimiento de pertenencia a un grupo y el fortalecimiento de ese vínculo.
Y vaya si eso funciona.
Si no ya me dirás si no tienes tu equipo de fútbol o baloncesto preferido.
Si tu familia, no es tu familia para lo que sea.
Si tu grupo de amigos que tienes desde el cole, no son tu grupo de siempre.
Si no tienes el grupo de colegas del entreno.
O los del trabajo.
Es así.
Por naturaleza estamos condenados a necesitar pertenecer a tribus.
Así hay negocios que crean su tribu y la convierten en una máquina de crecimiento exponencial. Como es el caso que te comento.
Bien que hacen.
Pero el riesgo para mí de estar en ese grupo de networking es que estoy en la tribu de otro, no construyendo la mía. No eligiendo a mis clientes sino esperando a que me lleguen los que ronden esa tribu y que han seleccionado otros.
Entonces, me podrán encajar o no.
Así que, prefiero dedicar mi tiempo a en lugar de estar pasando las 12 pruebas de Asterix, construir mi propio sistema y filtrar los miembros de mi tribu.
Lo mismo estás en uno de esos grupos porque sabías que algo tenías que hacer por tu negocio pero no sabías qué.
Bueno, es una opción.
La otra es construir tu propio camino a medida cuyo control te pertenezca a ti:
Consultoría estratégica para arquitectos
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P.D.: En el link de arriba para construir sistemas y tomar el control de tu negocio (y tu vida).